GENEALOGÍA
La lectura de los libros de la parroquia de la Esperanza y de San Miguel Arcángel de Calanda, de las actas notariales, y de los procesos civiles producidos entre el siglo XVI y el siglo XX, son una fuente inagotable de datos que aportan, desde la historia social de la familia, conocimiento sobre el significado y el alcance del concepto linaje.
Más allá de las genealogías, los libros genealógicos aportan relaciones matrimoniales, relaciones sociales, patronazgo, referencias sobre capital simbólico, servicios militares y burocráticos a la Monarquía. Esto permite saber más sobre las trayectorias vitales de las familias poderosas y convertir los árboles genealógicos en genealogías sociales (Historia y Genealogía. Revista de estudios históricos y genealógicos,Universidad de Córdoba).
Las informaciones compartidas por el GREC, son el fruto de un minucioso trabajo de investigación. Los datos cotejados han sido analizados y tratados a través del programa informático MacFamilyTree (Copyright Simyum Software).
ALFRANCA
Los primeros registros del apellido Alfranca, aparecen en la segunda mitad del siglo XVIII, en los Libros Parroquiales, cuando el matrimonio formado por Pedro Alfranca Gargallo, hijo de Francisco y María, y María Mendoza Peralta, hija de Bernabé y Jacinta, llegados de Perdiguera, en la zaragozana comarca de los Monegros, inscriben los bautismos de siete hijos de sus nueve hijos.
BONDÍA
Los Bondía fueron desde tiempos remotos parte integrante del barrio de Las Cantarerías y del universo alfarero. El linaje de los Bondía de las Cantarerías desciende de Nicolás Bondia Aguilar y María Espallargas. En torno a 1780, éstos deciden abandonar la Calle del Barranco y levantar su morada en las inmediaciones de la ermita de San Blas.
GAYÁN
El primer registro del apellido Gayán aparece en la Acta matrimonial fechada el 10 de Noviembre de 1810, en la que Francisco Gayán Ginés, hijo de José y Rosalía y natural de Samper de Calanda, desposó a la calandina María Serafina Montañés Piquer.
LABARÍAS
Aunque en Calanda existen varias sagas con el apellido Labarías, procedentes de muy distintos lugares, parece ser que la más longeva tuvo su inicio en la población de Tarbes, ciudad francesa en la región de Ociitania, perteneciente al departamento de los Altos Pirineos, siendo a su vez, capital de la histórica provincia de Bigorra.
El apellido Manero lo han ostentado muchas personas en Calanda, a lo largo de varias generaciones que se remontan a finales del siglo XVI. Sus orígenes se nutrieron en buena parte, de la llegada de distintos pobladores de villas más o menos cercanas, como Castelserás, La Codoñera, La Ginebrosa o Aguaviva, como consecuencia del flujo migratorio ocurrido en aquella época. Asimismo y algo más tarde, ya entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, llegaron a Calanda, algunas familias proceden de lugares un poco más alejados como los oscenses núcleos de Nueno o Santolaria (Santa Eulalia la Mayor), que también aportaron raíces del mismo apellido a nuestra población.
PRADES
El apellido Prades lo han ostentado muchas personas en las comarca norte-orientales de la provincia de Teruel; su presencia en Calanda remonta a mediados del siglo XVIII, nutriéndose de la llegada de Josef Prades y María Monfill naturales de Aguaviva.
PERALLÓN
Los primeros registros del apellido Perallón, aparecen a en la primera mitad del siglo XIX, en los Libros Parroquiales, cuando el matrimonio formado por Clemente Perallón Barón, llegado de Castillazuelo, provincia de Huesca, e hijo de José y Magdalena y Joaquina Adán Arnuelos, calandina e hija de Fermín y Ramona, inscriben los bautismos de sus siete hijos.
VALISMAÑAS
En la primera mitad del siglo XVIII, concretamente el 1 de Setiembre de 1729, Antonio Marimaña Ariño, natural de Alcañiz e hijo de Juan y María, contrajo matrimonio en Calanda con Flora Sost Sostre, nacida en esta villa e hija de Pedro y Teresa. De dicha unión nacieron hasta nueve hijos, bautizados e inscritos con acepciones algo distintas.