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EL MAESTRO SOLER

En Marzo 1813, las fuerzas combinadas de Aragón y Cataluña, al mando de Pedro Villacampa y del Barón de Eroles intentan asaltar el castillo de Mora, y hacerse con el control del Ebro.

La resistencia de la pequeña guarnición francesa y la intervención de una columna al mando del mariscal Suchet, Duque de la Albufera, y comandante del Ejército imperial, obligan a Villacampa a retroceder hasta Calanda

PEDRO JOAQUÍN SOLER Y NUEZ:
EL MAGISTERIO COMO VOCACIÓN
Amparo Sánchez Martín y Fernando Sánchez Martín

Pedro Joaquín Soler Nuez nació en La Mata de los Olmos (Teruel) el 29 de abril de 1830 y murió el 3 de junio de 1903.

Fue maestro, al igual que su padre. En 1855, con 25 años, obtuvo el título de Maestro Superior con la calificación de Sobresaliente, más adelante obtuvo el título de Maestro Normal en la Escuela Central de Madrid, lo que le posibilitaba ejercer como maestro en Escuelas Normales.

P.J. Soler, después de terminada su carrera de maestro, ejerció en varias poblaciones turolenses. Según las informaciones proporcionadas por Madoz, los datos más relevantes de las localidades donde ejerció como maestro son los siguientes:


Escucha. Pertenece al partido judicial de Aliaga. Posee una escuela de primeras letras concurrida por 24 niños, con maestro dotado de 10 cahíces de trigo. Pedro Joaquín sirvió interinamente en esta escuela con el sueldo de 275 pesetas al año desde el 1 de noviembre de 1849 al 15 de abril de 1850.
La Mata de los Olmos. Pertenecía al partido judicial de Castellote. Su escuela de primera enseñanza estaba concurrida por 17 niños. Pedro Joaquín ejerció en su escuela incompleta desde el 23 de abril de 1850 al 24 de abril de 1857. Su sueldo era de 275 pesetas anuales que cobraba en especie.
Estercuel. Pertenecía al partido judicial de Aliaga. Poseía dos escuelas, una concurrida por 40 niños y dotado su maestro con 13 cahíces y medio de trigo en especie y el valor de otros tantos en metálico; El maestro Soler ejerció en la escuela elemental completa de esta población del 24 de abril de 1853 al 2 de junio de 1856. Cobraba 500 pesetas en especies. Durante cuatro años, y gratuitamente, ejerció en la escuela nocturna.

El maestro Soler obtuvo plaza por oposición y ejerció en la localidad de Calanda, en la escuela donde había más de 300 niños, del 2 de junio de 1856 al 30 de abril de 1869, cobrando 1.025 pesetas anuales (en metálico). Más tarde el Ayuntamiento le aumentó el sueldo en 650 pesetas, con lo que
pasó a cobrar 1.675.
Mientras estuvo en esta escuela fue considerado por las autoridades y vecinos del pueblo como una persona liberal, con ideas avanzadas en política, además era hermano del demócrata Juan Carlos Soler de Zaragoza. Es por eso que se encarga a la Inspección que haga una visita sorpresa a
su escuela para ver cuáles son los contenidos a impartir y las metodologías utilizadas a tal efecto por el maestro Soler.
Así, en 1867 el inspector de Primera Enseñanza, Rafael de Monroy, realizó una visita extraordinaria a la escuela a cargo del maestro Soler, emitiendo un informe que lejos de dar resultados contrarios sirvió para destacar positivamente las virtudes que poseía. Se subrayaba en el referido informe la buena labor llevada a cabo por el maestro en una escuela con 334 alumnos (96 menores de 6 años; 218 de 6 a 10 y 60 de más de 10), con una concurrencia de 290 en invierno y 235 en verano.
Cada clase estaba dividida en ocho secciones, excepto la de aritmética con nueve y la de gramática con seis. Cada sección se dividía en grupos.
Dedicaban tres horas y media a la semana a religión y moral; nueve a lectura; siete y media a escritura; a aritmética nueve y media; y a gramática tres y media; sin haber constancia del tiempo dedicado a la enseñanza de la agricultura, industria y comercio.
Según indicaba el inspector, se habrían consultado para la elaboración del informe a personas de distintas ideas políticas, y todas coincidían en que el maestro Soler es un excelente profesor tanto en su conducta moral, religiosa y civil como en comportamiento, celo, capacidades y aptitudes docentes. Que nunca se ha posicionado en corrientes políticas revolucionarias o de comités democráticos, y si bien estaba suscrito a un periódico liberal, dejó de recibirlo desde el momento en que el párroco lo condenó desde el púlpito. Se dice textualmente:

Ejerce tal influencia entre las almas con que cuenta la villa que se cita como modelo de virtudes y es consultado en cuestiones arduas por personas de todos los matices, clases y estados. Ha adquirido en la población tal prestigio que basta con que los padres lo nombren, para que los hijos se abstengan de obrar el mal, no por temor al profesor sino por el deseo de no desagradarle” .

Después de esta visita, el inspector no pudo formular ningún cargo contra él. Lo único que hizo fue prevenirle de que no se entregase con exceso al desempeño de su ministerio, ya que el trabajo penoso y continuado en la escuela y el celo con que se había consagrado a la enseñanza y a la educación habían llegado a perjudicar su salud.
El inspector termina el informe diciendo que si hubiera un profesor como Soler en cada cabeza de partido, no temería revoluciones, no temería por las costumbres públicas, no temería por la enseñanza5. Y proponía, con arreglo a la Real Orden del 1 de agosto de 1866, que para recompensar
los servicios, méritos y virtudes que reunía el maestro Soler y para corresponder al deseo de cuantas personas habían visitado su escuela, fuese agraciado con la recompensa que merece un excelente y celoso maestro, el mejor tal vez de toda la provincia.
Soler también impartió durante quince años clases nocturnas. En esta población educó e instruyó a un niño sordomudo y pobre de solemnidad. Estando en esta escuela, la cual dirigía, y habiendo sido reconocida como una de las mejores de la provincia, se le pidió que instruyera en métodos,
sistemas de enseñanza y aplicación de medios disciplinarios al maestro de Valbona Manuel Corella; dicha instrucción duró un año.
A las retribuciones que percibió como maestro rural, hay que añadir un complemento por dar clases de adultos, cantidad que dependía de las posibilidades e interés del Ayuntamiento respectivo.

Estuvo casado con Ángela Carceller Amela de Andorra, con la cual tuvo cinco hijos: Tomás, Salvador, Mariano (que nacieron mientras ejercía en Calanda), Juan Pablo y M.ª Pilar (nacidos ya en Zaragoza).
En 1888, ya viudo, fue ordenado sacerdote y en 1891 le concedieron traslado a Madrid, donde permanecería ejerciendo su función de maestro en la Escuela Modelo hasta 1900, fecha en que regresó a su pueblo natal La Mata de los Olmos.

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