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PENDIENTES DE SU EXPULSIÓN, LOS MORISCOS SE DESHACEN DE SUS BIENES (3 DE JULIO 1610)

El 3 de julio de 1610 salen del puerto de los Alfaques rumbo a la costa norteafricana, las primeras embarcaciones de la Armada de Génova. A bordo de las diez galeras se encuentran los 2.200 moriscos de la denominada segunda tropa que el Comisario encargado de la expulsión ha recogido a lo largo de su paso por Urrea, Samper, Híjar y Caspe.

En Calanda, los moriscos intentan por todos los medios convertir en moneda todos aquellos bienes que no podrán llevarse consigo. Los más desfavorecidos intentan intercambiar calderos, arcas, pucheros a cambio de unos pocos sueldos, o de alimentos; los artesanos malvenden en el mercado local herramientas y enseres. Todos ellos necesitan acumular los suficientes recursos para afrontar el largo viaje hacia tierras desconocidas.

Transacciones comerciales siglo XVI.

Entre las ricas familias de mercaderes, surge la imperiosa necesidad de recuperar los empréstitos concedidos a los cristianos viejos de la Tierra Baja, y de deshacerse del trigo, del aceite, del jabón acumulado en sus bodegas.  Serafi Juge, Amador Samperuelo, Alexandre Ceyne, Lope Penginet reclaman aquellos 5.000 sueldos que habían prestado en 1609 a cristianos viejos de Oliete, el Mas de la Matas; todos ellos solicitan, recurren, y exigen a los notarios y a sus deudores que acudan a Calanda para formalizar la cancelación de los tratos.

Aunque el vacío documental correspondiente a 1610 en el archivo notarial de Calanda impide estudiar en detalle lo ocurrido, tras consultar la actas de las escribanías de los pueblos circunvecinos hemos hallamos la traza de la intensa labor administrativa llevada a cabo durante los días previos a la expulsión. El primer dato relevante corresponde al 3 de julio 1610. Aquel día Alexandre Mançoriel hijo del Medianotratante, vecino de la villa de Calanda recupera más de 1.000 sueldos encomendadas a Salbador Alquezar y a Miguel Sancho labradores de Alcañiz. Mil sueldos, cien libras, una cantidad suficiente para comprar casa y tierras.

Los cristianos viejos inician a su vez el mismo proceso para recuperar sus inversiones pero se enfrentan a una problemática muy distinta. En muchos casos, los moriscos argumentando que son insolventes se niegan a abonar las deudas contraídas. En un contexto normal, por no hacer frente a sus deudas, se les encarcelaría y embargaría los bienes, pero en aquel momento excepcional la justicia hace caso omiso ya que prevalece la ordenanza real de la expulsión a la estricta aplicación de la ley. ¿ Recuperó Domingo Pelegrín de Valdealgorfa los 150 sueldos encomendados al morisco calandino Juan el Conde ? Lo desconocemos.

  • Lomas Cortés, Manuel. La expulsión de los moriscos del reino de Aragón. Centro de Estudio Mudéjares (2008)
  • Fernández Terricabras, Ignasi. Els moriscs catalans. La tràgica dissort d’una minoria.
  • AHMA. Protocolos notariales
  • APC . Libros de difuntos, matrimonios y bautismos

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