LOS HORNOS DE PAN COCER (1905)
Digitalización: : Manuel Conesa.
Autoría: Lorenzo Gasca
Hasta mediados del siglo XX el mercado del pan era el más importante de los mercados de abastos. El pan era el complemento básico e indispensable de la dieta de los españoles y, por lo tanto, los objetivos de la política de abastos eran asegurar un suministro continuo a precios estables y moderados. En el caso de Calanda, tras la desamortización de los bienes de las órdenes de Mendizabal (1836), los hornos de pan cocer dejaron de ser propiedad de Calatrava y pasaron a manos privadas.
A inicio del siglo XX Calanda contaba con cinco hornos de pan cocer. Dos de ellos pertenecían a particulares, como era el caso del horno de la plaza de San Blas propiedad de Cirilo Gasca Andreu, los tres otros estaban custodiados por el Sindicato de riegos. El Sindicato de riegos al sustituir a la antigua alfarda había heredado de varios bienes materiales y, en particular, de la tejería y de tres de las principales panaderías de Calanda.
El sindicato de riegos sacó a subasta en mes de diciembre de 1905 el arriendo de los hornos de la calle San Roque, de la calle Mayor y de la calle de la Fuente. José Garcés, el pregonero, recorrió calles y plazas anunciando que el día 17 de diciembre se celebraría la subasta.
El primer horno que salió a concurso fue el de la calle Mayor; compitieron por él Baldomero Herrero y José Ramón, llevándose la puja al tercer llamamiento el último por precio de 350 pesetas.
Seguidamente se anunció se procedía a la subasta del horno de la calle de San Roque en 240 pesetas, saliendo varios postulantes; fue finalmente Tomás Portolés quien por la cantidad de 480 pesetas pasó a tocar la llave en señal de remate.
Finalmente se sorteó el horno de la Fuente que tras varias pujas se cedió a José Portolés por 290 pesetas al ser el mejor postor.
Para cerrar la sesión el Sindicato exigió que presentasen unas personas que saliesen por fianza. Juan José Ramón propuso a Dionisio Portoles Urrios, José Portolés a Pascual Frasno y Tomás Portolés a Tomás Ballestero Marco.
Tomás Portolés regentaba un café, trataba con aceite y gestionaba la diligencia (Anuario Riera), hacerse con la panadería de la calle San Roque fue seguramente una inversión destinada a diversificar sus activos.
El libro de actas del año 1906 no hace relación alguna acerca de una subastas de los hornos de pan cocer de cara a 1907, ello confirmaría que las panaderías propiedad del Sindicato de riegos quedaron en manos de José Ramón, José Portolés y Tomás Portolés, según los usos y costumbres antiguos, por una duración de tres años.