LOS DESPERTADORES

Breve relato de  los despertadores de la aurora.

Miguel Portolés Mombiela

 

La antigüedad de la Aurora de Calanda se pierde en la lejanía de los tiempos. Investigaciones realizadas por Dña. Elisa Sancho Izquierdo, muestran que sus orígenes son antiquísimos. Sc supone que fue a raíz de la expulsión de los árabes de estas tierras bajo aragonesas, cuando se grupos de cristianos que, libres de presiones musulmanas, exteriorizan su alegría componiendo y cantando coplas, expresión viva de sus viejas creencias. Lo primero que se sabe por escritos en los viejos libros del archivo parroquial, es que por el año 1500, el coro de «Los Despertadores» permanecía íntimamente hermanado con la cofradía del Santísimo Sacramento, y que aquellos coros ya lavaban el Santo Rosario.

Como es sabido, en el siglo XII, en 1170, nace en Caleruega (Burgos) santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de predicadores, y en el siglo XIII, el santo introduce la práctica del rezo del santo Rosario. I,os frailes dominicos pronto extienden por todo el mundo cristiano esta religiosa y benéfica costumbre del rosario, por cuanto se meditan y contemplan los misterios de la vida de Cristo y de su madre, María.

Desde aquellos tiempos, los coros, después de cantar las «Albadas», rezaban el rosario en procesión por las calles del pueblo; de ahí que también se les llamaba «Los rosarieros». En Calanda también se procedía así, rezándolo un miembro del coro. Desde hace años, el cura párroco que acompaña a los auroros, dirige personalmente el rezo del santo Rosario. En cada misterio el coro canta una avemaría.

No siempre van hermanados (el canto de la Aurora con el rezo del rosario. En Calanda sólo se da en dos festividades: el día de la patrona, la Santísima Virgen del Pilar, 12 de octubre, y el día del Milagro, 29 de En las restantes festividades se cantan las coplas del día, en recorrido por todo cl pueblo, siguiendo los pasos de aquellos auroros que dejaron tan fértil semilla.

Según las tradiciones contadas por los más ancianos del coro, hubo épocas difíciles en los que estuvo a punto de desaparecer el canto de la Aurora, por guerras y circunstancias hostiles a la cristiandad, como la invasión de los franceses y la desamortización de Mendizábal, que fomentan corrientes de anticlericalismo. En este mismo siglo, durante los tiempos de la República y la Guerra Civil del 36, se suspendieron temporalmente las salidas de los auroros. Por eso, aquellos hombres mayores insistieron siempre en que personas jóvenes aprendieran las coplas y tonadas. De esta manera, por tradición ininterrumpida, se mantendría firme y estable esta loable costumbre, superando crisis temporales y pasajeras.

A principios del siglo pasado, aquellos Rosarieros tienen el gran acierto de transcribir en palabra escrita todas las coplas de la Aurora, y de aquel libro viejo muy deteriorado se hizo en 1909 una copia que se conserva hasta el día de hoy.

También hay testimonio de que por el año 1840 había dos auroros muy competentes que enriquecieron el libro, con nuevas coplas de su creación, dándole al coro más vitalidad. Estos fervorosos rosarieros fue D. Manuel apodado Bartolico, tejedor de oficio, y D. Antonio Sanz, de apodo Canastillo, y de oficio chocolatero.

Hasta aquí, a grandes pasos, hemos consignado los monumentos más importantes de la Aurora de Calanda; ahora, ya con datos fehacientes, expondremos lo acontecido a partir de 1875.

En el año 1875 se hace cargo del coro D. Tomás Oché, hombre muy religioso y querido por todos por su gran bondad y prudencia. Mantuvo el coto en toda su plenitud durante 25 años, que no fueron fáciles. España perdía las últimas colonias del imperio. Los jóvenes tenían que salir a ultramar como soldados, y la nación atravesaba un proceso muy complicado. Esto siempre repercute en todos los estamentos de la vida de un país Con el final del siglo, ya muy mayor D. Tomás Oché, le cede el cargo a D. Ramón Escuín Campos, que recibió el encargo de dirigir el coro con el consenso de todos sus miembros por unanimidad.

Con el primer año de este siglo, comienza con gran ímpetu su cometido como director, y le da al coro de la Aurora tal categoría con ensayos practicados en su propia casa que merece todo encomio. Consigue que no se pierda, y aun enriquece el famoso tono «gordo»[1] o del «ciruelero»[2] que tenía tantos retornos, subidas y bajadas, que se necesitaban voces muy potentes para cantarlo. Ese tono lo aplicaban a las coplas del primer domingo de octubre o del Rosario, al famoso papa San Pío V, de eterna memoria, y el día del Pilar.

Conocí bien al tío Ramón, como cariñosamente le llamábamos todos. Era un hombre que resaltaba por su gran personalidad y reciedumbre aragonesa. Dirige la Aurora hasta la guerra civil de 1936. El, con aquel grupo de buenos calandinos, mantuvieron esta tradición en aquellos difíciles años treinta, que todos lamentamos.

En este período como director mandó hacer la copia del antiguo libro en 1909, como ya queda reseñado anteriormente. Esta transcripción la realizó un cabo de camineros que a la sazón estaba en Calanda, de apellido Sr. Boira, con una caligrafía excelente. El libro es muy claro y de gran valor.

Una vez terminada la contienda en 1939, y ya D. Ramón Escuín entrado en años, propone a D. Valero Portolés Gascón como su sucesor, aceptándolo todo el coro. D. Valero Portolés comienza su andadura en el año 1940, en que se celebraba el tercer centenario del Milagro que la Virgen hizo en nuestro paisano Miguel Pellicer.

La década de los cuarenta son años de una gran penuria por la devastación de la cruel guerra civil, pero la fé de aquellos hombres no entiende sacrificios y fatigas, y consiguen recomponer un coro tan vigoroso y fuerte como el de antes de la guerra. Todos recordamos las voces de aquellos hombres: los Sres. Manuel VallésTello, Membrado, los hermanos Gayán Manero y otros más. Con aquellas voces llenas cantaban cl tono gordo con facilidad. Salían, demás de las fiestas señaladas, todos los terceros domingos del mes o de Minerva.

Este coro se mantiene hasta la década de los años sesenta, que por edad empiezan a fallar las mejores voces, por lo que se ven obligados a suprimir el tono gordo o del ciruelero, adaptando estas coplas a la tonada que tenían de reserva para casos de falta de voces fuertes, y es con este tono que cantamos estas coplas hoy en día.

Valero Portolés dirigió los despertadores hasta el año 1975, en que cumple 70 años. En esos treinta y cinco años que dirigió la Aurora, dejó su huella de convivencia con todos; supo estar siempre el primero, dando ejemplo del sacrificio que hay que hacer para que esta vieja institución no se perdiera. También dejó su sello de afición a la poesía, y fue muy entusiasta y mantenedor de todas las tradiciones cristianas y populares de nuestro pueblo.

Al retirarse D. Valero Portolés, y con el consentimiento de todos, se hace cargo del coro de la Aurora D. Rafael Balaguer Portolés, que procedía de la Acción Católica, y llevaba ya con la Aurora unos veinte años de aprendizaje y convivencia. Todos vieron en él a un buen director, dada su portentosa memoria y su devoción por todo lo cristiano.

Rafael es en la actualidad nuestro director, y todo el coro aprecia su constancia y religiosidad. En los años que lleva como director hubo épocas en que el coro quedó muy diezmado, pero en la actualidad está conformado por unas veinte personas muy unidas y compenetradas.

En esta década de los 80 se han realizado cosas muy interesantes y de gran transcendencia para nuestro coro. Hay que hacer constar que siempre todos los sacerdotes que ha habido en nuestra parroquia han mimado y han querido mucho a la Aurora, y la prueba es que el anterior párroco, D. Juan Omella Omella, puso tanto celo en nuestro coro que salía a cantar con los auroros venciendo el madrugón. Por su iniciativa, en el año 1986, hicimos intercambio de convivencia con el coro de Torrecilla de Alcañiz. Dicho coro vio a cantar a Calanda el día de nuestra patrona la Virgen del Pilar, y nosotros devolvimos la visita el día 3 de febrero de 1987, festividad de San Blas, su santo patrón, repitiendo este intercambio el año 1988. Esta hermandad entre los dos coros ha sido tan positiva que entre los dos pueblos reina una gran convivencia.

Mosén Juan, siempre incansable, nos propuso y así lo aceptamos, enseñarles coplas de la Aurora a unos 22 niños de I0 a 14 años, con el fin de que pronto pueda haber nuevos auroros jóvenes. Esta idea ha tenido mucha aceptación, y no sólo vienen a ensayar, sino que muchos de ellos se integran en el coro y cantan en las festividades que salimos.

En este último año estamos llevando a cabo una obra de gran importancia: poner todas las coplas de la Aurora, con su letra y tonada, en partituras para que nunca se pierdan. De esta estimable labor se encarga el cura párroco de Valdeltormo, Mosén León Andía Labarta, que tiene grandes conocimientos en componer música, y Mosén Juan Omella pasa en limpio al pentagrama las tonadas. Es esta la razón de ser de este libio. Nuestro actual Párroco, Mosén Pablo Aragüés Navarro, sigue con ilusión estas tareas para terminar cl cometido.

Este trabajo tiene gran importancia para que este tesoro que tenemos nunca se pierda. La tradición alimenta la vida de los pueblos, los entronca a sus raíces y los mantiene en su plenitud.

Estos son los acontecimientos más destacados en estos últimos años. Esperamos que las nuevas generaciones anoten a continuación todo lo que vaya aconteciendo de ahora en adelante para que siga esta muy antigua y católica costumbre de la HISTORIA DE LA AURORA DE CALANDA, 0 de LOS DESPERTADORES, 0 de LOS ROSARIEROS.

[1] Lo llamaban tono gordo, porque se cantaba en las fiestas más importantes

[2] En la antigüedad los auroros hacían sus meriendas de convivencia en la huerta. Y este tono lo compusieron a la sombra de un ciruelero.

YouTube video

Impactos: 71

Grupo de Estudios Calandinos