La Provincia. 2 de enero de 1923
La subasta para la traída de aguas a nuestra población, se verificó en Madrid el día 14 del corriente, en el ministerio de Fomentp; nuestro querido amigo D. Luis González, calandino ejemplar y batallador incansable en tdo aquello que signifique engrandecimiento de su querido amigo particular D. Rafael Andrade, hasta satisfecjas sus altruistas aspiraciones de que se realizara obra de tanta transcendencia local.
En tiempo oportuno se recibió la orden de concesión remitida por la División Hidrológica del Ebro, por cuyo motivo la población está de enhorabuena.
Debido al mismo señeor González, fue remitido por el señor Castel, en su tiempo, el libramiento de las mil pesetas con destino a la cantina escolar, que desde primero de Diciembre viene funcionando con sumo acierto y satisfactoriamente en esta villa.
Se terminaron las obras del puente sobre el Guadalopillo, viniendo a construir importantísima mejora para los propietarios de la Partida Allá del Río y para el bien en general.
En la subasta efectuada en la dirección general de Obras públicas para las obras de abastecimiento de aguas de Calanda le han sido concedidas a D. Pedro Bendicgo por la cantidad de 77.777, 77 pesetas.
La Provincia. 5 de enero de 1923
Carta abierta a Luis González (1923)
Mi distinguido amigo: Me enteré de la rectificación que, a conceptos que expuse y hechos que relaté.hizo V. en el último número de Bajo Aragón. Y aun sin ánimo de polémica, pues el ambiente en que hace algún tiempo se desarrolla la vida política regional, ha hecho arraigar en mi espíritu la idea de que. hogaño, solo a la vesanía y estuiticia de los que emparejan y hermanan la defensa un ideal político (que como tal, y equivocado o cierto, tiene que ser
patriótico, y por tanto altruista y desinteresado), con la satisfacción de pequeñas pasióncillas, eminentemente personales y afectivas, sirven cump’idameute; que no al mejoramiento material y moral del pueblo, de la región o de la provincia, idea que debe prescindir la actuación de todo hombre honrado.
Por estas razones, alejando estoy y estaré, todo lo más radicalmente posible, de polémicas que puedan enardecer más de lo que desgraciadamente lo están, aquellas condenables pasiones.
Mas, constriñéndonos al caso que ha servido de base a su rectificación me veo en la precisión de contestarle, tanto para que la verdad quede en su puesto, cuando por deferencia a su llamamiento.
Y le digo, que o no se interpretaron bien mis palabras (defecto de expresión sin duda) o no le informaron a V. con veracidad. Yo, ni dije ni pude atribuir ai señor Cervantes gestión alguna respecto al puente de Calanda; pues aunque ignore muchas cosas, no tantas, que no sepa que, cuando este señor vino al distrito, ya no cabía otra que la meramentte material de ejecución de la obra.
Lo que sí dije, y sostengo ahora, es que el señor Andrade allanó la mayor parte de las «dificultades» de la obra, en colaboración claro está, con el señor Castel. Esto V. mismo lo confirma en su escrito. Lo que sí dije y sostengo ahora, es que el alcalde de Calanda, obrando por iniciativa propia o en virtud de acuerdos recaídos, desistió del homenaje proyectado, cuando los señores Castel y Torán le indicaron que lo justo era atribuirlo al señor Andrade, quien más lo merecía; y que tampoco podía prescindirse de invitar al señor Cervantes, representante en Cortes del distrito. Esto dije: que aunque no de ciencia propia, me consta por quien a su palabra rindo la veracidad y el respeto que se merece, y cuyo nombre loo revelo, por no estar autorizado para ello; pero sí digo, que tiene sobrados motivos para conocer la verdad de lo ocurrido.
Respecto al comportamiento político de sus amigos de Calanda, no conozco en los que les presidió la pasión más que la justicia. Al señor Andrade, nuestro ilustre benefactor, se le ha combatido, y aún se le combate, con una saña despiadada, no obstante ser su gestión una página que honra a la política española. No obstante sabersí que jamás, pudiendo, se ocupó de venganzas y persecuciones.
No obstante verse este distrito sembrado de obras que pregonan su cariño. No obstante el reconocimiento que V., un día su más formidable adversario, ha hecho (y esto le honra) de sus virtudes y de su protección a esta tierra.
Esto es lo que hay No sean ustedes tan apasionados que pretendan la exclusiva de la buena fé y del patriotismo.
Solo me resta brindarle a V. el artículo que mi querido amigo don Constantino Peralta Lorente, publica en el ú!timo número de Tierra Baja, únicamente injusto en los elogios que de mi persona hace. El demuestra a V. el plano de serenidad en el que desean moverse mis amigos de Calanda. Obrando así, aun defendiendo con todo tesón cada cual sus posiciones, siempre resultaría que por distinios caminos, todos nos dirigíamos a un fin; el progreso de esta tierra amada, el bienestar de nuestros pueblos; honrada aspiración que debe informar al ciudadano digno de tal título y del buen tierrabajino.
Nada más amigo González, y ya sabe es de V. afectísimo amigo s. s. q. e. s. m.
Emilio Díaz Ferrer. Alcañiz 3 de Enero de 1923.
LA PROVINCIA, 10 de enero 1923
Carta abierta a Emilio Díaz Ferrer
Mi distinguido amigo:
Leo la carta que me dirige en La Provincia, y perdone que mis múltiples obligaciones me hayan impediddo contestarla tan pronto como yo hubiera deseado.
Leí la reseña que del discurso de V. en Calanda publicó Tierra Baja (única noticia que tuve del acto) y en él vi que cualquiera podía deducir que en mi pueblo nos hemos significado, mis amigos y yo, por una política de odios y venganzas, política que no ha existido, y de lo contrario hemos dado repetidas pruebas.
He leído, detenidamente también, el articulo del señor Peralta, pues me gusta leer todo lo que los adversarios dicen, para atenderlo si es de razón; contestarlo o despreciarlo, si la persona o lo manifestado así lo merecen.
No hemos de remontarnos a tiempos muy antiguos, pues tendríamos que llegar hasta Caín y Abel, y no cabría razonar la paz sobre la Tierra.
Después de más de veinte años de oposición y luchas tremendas en Calanda, llegamos los liberales a su Gobierno y administración, Iniciando una política de paz y unión, sin perseguir ni odiar a nadie.
Colaboración leal, delicada y honradamente seguida sin claudicación alguna por parte de nadie.
Desde entonces a la fecha, no he visto más odios y persecuciones, que el traslado, por venganza, exigido con amenazas de mayores perjuicios, de los camineros y la persecución contra el señor Badal, persona dignísima, como V. sabe, y que cometió el delito de votar a quien tuvo pot conveniente. También tramaron otras pequeñas venganzas, de difícil prueba, desde el momento queno lo pudieron conseguir.
Todo eso, amigo Díaz, no creo sea obra de mis amigos, si no de los de V.,y pone bien de manifiesto cuán lejos se hallan las obras de muchas palabras.
Respecto a los homenajes por el puente, permítame que insista, en que todo ello estuvo en mi mano, que yo hubiera tenido mucho gusto en rendir homenaje por aquel a obra al señor Andrade, pues por el bastante trato con él tenido, sé es buenísima persona y perfecto caballero, que tiene a su devoción mí respeto y cariño, y puedo afirmar que, si no se realizó, fue por causas ajenas por completo al alcalde y Ayuntamiento de Calanda, y sin que de nada de lo que estábamospreparando tuviese noticia el señor Andrade.
Fui, no formidable, porque no soy formidable en nada, pero sí tenaz adversario, y más que adversario, enemigo de Andade, y por su actitud
Que en Calanda haya todavía quien personalmente le combata con pasión, es explicable, dado que en muchos años, y tal vez sin culpa suya, se siguió una política de odios y daños a intereses respetables, y de elle no puede culparse al partido liberal de mi pueblo, que lo mismo que yo, V. sabe muy bien cómo se comportó con él Sr. Andrade, y tenga V. muy presente que, cuanto yo hice en aquel entonces, no hubiera podido realizarlo sin la consideración y asentimiento de mis amigos de aquel pueblo.
Entre los amigos de V., se hallan todos los que con saña continuaron combatiendo a Andrade hasta que se supo que Lema apoyaba a Cervantes…
En todas cosas, confieso que me domina una pasión; la pasión que siento per mi pueblo, y me apena ver lo pronto que la guerra ha sucedido a la paz por la que tanto me desviví
Y he hecho la observación, que siempre ils mayores luchas han sido dirigidas por forasteros, que por respetables que sean convendrán conmigo, que por muchos intereses que allí tengan, han llegado aCalanda ya hombres granados, y ni pueden sentir el patriotisme local con la misma intensidad que nosotros, ni olvidar su pueblo de origen en el que pasaron la flor de su vida.
Aunque el artículo del señor Peralta no iba dirigido a mí, pienso contestarle, pues tanto su persona que considero, como lo que con ecuanimidad expresa, merece contestarle y así lo haré cuando pueda, si Bajo Aragón me concede hospitalidad.
Sabe es suyo amigo s. s. q. e. s. m. Madrid, a 9 de enero de 1923
LA PROVINCIA, 17 de enero 1923
En Calanda pasan una larga temporada, los Nacionales, Juan y Ramiro Aulló, a quienes acompaña el famoso picador «Melones». Ramiro anda mal d« salud y fué a Calanda con objeto de reponerse. Su hermano Juan lo hizo para pasar unos días en compañía de los muchos y buenos amigos que tiene enaquella villa. Los Nacionales, hacen vida de campo; cazan mucho, pescan y asisten a jiras organizadas per los calandinos en obsequio de los famosos diestros. Dentro debreves días, según nuestros informes particulares, marcharán a Salamanca
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