AUTORÍA: PACO BUJ VALLÉS
Por exigencias de la más elemental honestidad intelectual, he de admitir que (en divergencia con respecto a lo que aún suelen enseñar en las universidades vascas y navarras), yo sigo la línea de los vascoiberistas. En resumen: que la escasa romanización e islamización del norte de Navarra y de Vasconia hicieron que allí quedase, como un intacto tesoro, gran parte del vocabulario ibérico. Y de no pocos celtismos e, incluso, de términos tartesios y bereberes.
Al afirmar esto, no soy ni un visionario, ni siquiera un iniciador de tal teoría general. Me preceden firmas tan sólidas como la de Julio Caro Baroja, el egarense Santeularia, o los valencianos Román del Cerro y Bernat Mira Tormo.
Debo aclarar, además, que mi hipótesis acerca de otro posible origen etimológico de CALANDA no pretende, de ninguna manera, suplantar o descalificar el comúnmente admitido de KOLENDA, poblado ibérico que luego originó el nombre actual. No, suplantar o sustituir, no y no. Pero sí YUXTAPONER, añadir esta otra posibilidad, enriquecer el cúmulo de posibles raíces de un nombre tan sonoro y tan nuestro: CALANDA.
Piensen, los que se ponen nerviosos al comenzar la lectura de mis notas, que el mismísimo Joan Corominas, o el muy prestigioso lingüista García de Diego, en sus respectivos diccionarios etimológicos, nos dan hasta tres o cuatro posibles orígenes de palabras tan usuales como carnaval o barroco.
Pues bien, ¿de dónde partieron mis iniciales inquietudes y razonamientos acerca del nombre propio CALANDA? De tres hechos, fácilmente comprobables:
- Abundante toponimia ibérica, traducibles desde el actual eusquera, en Castellón, Zaragoza ¡y especialmente en Teruel!
- Tras fijarme en el topónimo SAMPER DE CALANDA -¿cuándo Samper ha estado muy cerca de nuestro pueblo, o sometido a jurisdicciones nuestras?-, intuí y hasta deduje que ese CALANDA obedecía a un área geográfica más extensa que un solo término municipal.
- Para reafirmar mis convicciones, cada vez más sólidas, comprobé que en los atlas escolares de todo el siglo XX, la gran llanura que abarca gran parte de la margen derecha del Ebro, al menos desde Azaila hasta Andorra, Alcorisa y Calanda, venía en los mapas con una de estas dos denominaciones:
- Llanos de Chumilla.
- Desiertos de calanda.
- Pitarra.
Comoquiera que parte de nuestro término (y aun del de Torrevelilla y La Ginebrosa) también se denominan, entre nosotros, “El Desierto”, mi querida madre se enfadaba contra los cartógrafos que habían dibujado los mapas. “Han puesto el desierto en otro lado. Ahí no está”. Olvidaba ella que, en boca de monjes y de frailes, “desierto” se aplica a zonas despobladas, alejadas del mundanal ruido. Tengan o no estructura de suelo y vegetación propia de estepas áridas.
Pero volvamos a la cuestión principal. Si desde Calanda, partiendo por ejemplo de la partida de LA SABINA (mis abuelos poseían ahí un modesto olivar), iniciamos el antiguo Camino de Zaragoza, estaremos recorriendo leguas y leguas de planicie esteparia, a veces sembrada de duros cereales, otras salpicada de resistentes matas de esparto. ¡Eso sí que es un desierto con todas las de la ley! Para los caminantes, para los arrieros, era un descanso y un oasis el toparse con pétreos mesones, como La Venta del Barro.
Desiertos, en plural, Desiertos de Calanda. Pero no del municipio, no: aquí hay, escondida aunque sugerida, otra realidad más amplia. Y, entonces, ¿qué podría significar el topónimo CALANDA? No tuve más remedio que acudir a cultísimos y actualizados diccionarios de la lengua vasca. Y, después de horas y días de reflexiones y búsquedas, de cien cavilaciones y tanteos, he obtenido estos probables resultados, resumibles en estas conclusiones:
- Samper y Foz podrían ser los dos extremos de esa llanura.
- Samper de Calanda = comienzo de ese desierto, que algunos geógrafos del pasado llegaron a denominar “El otro Monegro” o, incluso, “La Mancha Aragonesa”.
- Foz-Calanda sería la ruptura de esa llanura; la HOZ, la brecha que la separa de los primeros cabezos del Sistema Ibérico (Peñas Blancas, Morrón).
- En la lengua vasca -y en gascón y en alguna de nuestras fablas- LANDA significa campo, tierra, planicie.
- Asimismo, en lengua ibérica y en algunos dialectos vascos, KAI significa codorniz. De modo que KAI-LANDA significaría llanura de codornices.
Así que ese DESIERTO DE CALANDA (y no solo nuestro pueblo, con o sin todo su término municipal) se llamaría así por ser llanura rica en codornices, tierra con on abundancia de esas aves.
REFLEXIONES FINALES.
No se me enfaden los partidarios de KOLENDA, poblado ibérico, como origen del topónimo Calanda. Sepan, acepten con sencillez y con mente abierta, que historiadores hay que situaron aquel poblado en el también turolense Cutanda.
Y, como mínimo, en apoyo de mi planteamiento vascoibérico, tendrán que admitir que estamos rodeados de topónimos ibéricos, traducibles fácilmente desde el actual eusquera: Zorita, Andorra, Río Escuriza.Escucha -procedente, muy probablemente, de ESKU ETXEA-, Urrea, Alloza, Ariño, río Urones (¡sin hache, en Castel de Cabra!); o nombres tan comunes y tan nuestros como borroco, chirigallo, galabardo, etc.


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