La Gazette – Paris 14 de Noviembre 1705
El siglo XIX calandino puede calificarse de siglo del exilio, no tanto por el volúmen de exiliados, como por la continuada presencia del exilio como respuesta a las vicisitudes políticas. Desde los afrancesados, realistas, carlistas, hasta los demócratas y republicanos, todo el espectro político español se ve ante la tesitura de abandonar la península debido a la represión ejercida por los gobernantes.
La toma de Calanda en noviembre 1839 por las tropas del liberal Espartero significa la salida de Calanda de los partidarios de don Carlos y de sus familias. Tras la caída del baluarte carlista de Castellote en 1840, las huestes del general Cabrera cruzan el Ebro, e inician la retirada por Cataluña hasta alcanzar la frontera francesa. La caravana de los fugitivos integra soldados, sacerdotes, mujeres y niños; todo aquel, que por su implicación en la causa carlista, tema severas represalias de parte los liberales, elige el exilio. Entre ellos decenas de calandinos y calandinas. Manuel Molinos es un de ellos, a Manuel le acompaña su esposa María Valimañas y sus hijos. La política del gobierno liberal de Louis Philippe d’Orléans con los emigrados es de contención y dispersión. Manuel y varios calandinos son enviados a la capital de Occitania: Toulouse.
La familia Molinos se sitúa políticamente en el bando absolutista. Faustino, hermano de Manuel menor, huye a Francia durante la retirada, pero sabemos que a los pocos meses, en 1840, solicita el indulto y regresa de nuevo a Calanda junto a Prudencia Faci su esposa. Faustino permanecerá en Calanda hasta la fecha de su muerte, teniendo una larga descendencia. Con anterioridad a la Guerra Civil, Mariano se emple con tejedor, oficio que probablemente comparte con sus hermanos en el taller familiar; toma matrimonio en 1841, lo cual deja presuponer fue una vez depuestas las armas . En cuanto a Manuel, un dato interesante, y acorde al rango de Comandante que ostentó, Manuel sabe leer y escribir, así lo atesta su firma en el registro civil de Toulouse.
Toulouse se convierte en la residencia de Manuel y María, ahí inician una nueva vida, ahí entre los muros de la Ville Rose, nace en 1842 la séptima hija de su matrimonio Joaquina, María del PIlar. En los años postreros la familia seguirá ampliándose con la venida al mundo de Carlos (1843) y Gregorio (1845). Los Molinos se alojan en las afueras de Toulouse en la calle Montraudan nº 59, cercana al rio Garona. A Manuel se le califica de Comandante español refugiado. La presencia de una comunidad carlista vinculada a través de fuertes lazos de solidaridad se verifica por la presencia de los testigos que comparecen en el registro civil, José Herrero y León Goser, ambos militares. De José Herrero sabemos que era comandante, administrador de las aduanas, y natural de Olba (Teruel). Despojados de todos sus bienes materiales, sin control alguno sobre las tierras que poseían en Calanda, se plantea la cuestión acerca de ¿ Cómo consigue Manuel los recursos para mantener a su familia y pagar un alquiler ? La respuesta la encontramos en la partida de nacimiento de Carlos (1843), Manuel vive de renta, de una renta que le facilitaba posiblemente el entorno carlista por su condición de oficial.
Los indultos promovidos desde el gobierno de España favorecieron en gran medida el retorno de parte de los exiliados a su tierra natal. En 1849, María Valimaña estaba ya de vuelta a Calanda, tenemos constancia de ello a través de la partida de bautismo de su sobrina Tomasa Molinos Galve. Su hija Carlota Molinos (1836) desposará con Manuel Galindo Gascón en 1855. En cuanto a Manuel perdemos su pista a partir de 1845.
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