JUAN DE AUSTRIA, LEPANTO , MENTIDEROS Y MORISCOS (1575)

22/01/2022
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JUAN DE AUSTRIA, LEPANTO , MENTIDEROS Y MORISCOS (1575) 1
(Campanas del Pilar – 1888)

AHN. INQ

En la villa de Alcañiz a veynte y dos dias del mes de março de mill equinientos y setenta y cinco años ante el comisario del santo officio en la dha villa parescio un hombre que se dixo llamar Domingo de Jaso fustero y dixo que un dia deste año dantes de navidad no esta bien en que tiempo estando en su casa como posada al fuego cinco o seys de Calanda y de Foz conversando entre ellos y estando este deposante junto dellos al fuego que no conversava con ellos oyo que uno dellos llamado Carlos Montesinos  que es de Foz Calanda dixo Juro a Dios que los avemos de pasar a cuchillo y, entonces aquellas palabras respondio uno de Calanda y a vos amo que nos haze tanta cortesias […]

Yten mas dize queste dsposante oyo dezir a uno llamado Miguel Royo albardero vezino de la Fresneda por un dia de los meses de octubre o noviembre del año pasado de setenta y quatro quienes son estos que salen de vra posada y este desposante le respondio q unos de Velchite y el dicho Miguel Royo dixo y como me an tratado q en la val de Valjunquera diziendo que Don Juan del Restro diziendole por el señor Don Juan de Austria que avia de ser arrastrado descabeçado y quemado y que todos aviamos de ser pasados a cuchillo y aquel dicho Royo respondio mal año que os de Dios  y ellos respondieron que buena cuba para el y que van llenos de alegria con estas palabras que dezian.

 

 

JUAN DE AUSTRIA, LEPANTO , MENTIDEROS Y MORISCOS (1575) 2

NOTA GREC

1575, la reciente Guerra de las Alpujarras ha dejado su impronta en la sociedad aragonesa de finales del siglo XVII. La clara dicotomía existente entre cristianos viejos y cristianos nuevos se materializa a través de posicionamientos políticos y sociales cada vez más distantes. El rechazo al otro, al diferente, al infame, lleva a la violencia verbal, a la intimidación y a la violencia de hecho.

La monarquía, a través de la Inquisición y de la justicia local, somete a los nuevos convertidos a un férreo control, castigándoles duramente por cualquier infracción a la forma de vida del buen y dócil cristiano. Los moriscos, a diferencia de otros colectivos minoritarios, como fue la comunidad hebraica en tiempos de los Reyes Católicos, asumen, interiorizan, y llevan a la práctica, el concepto de rebelión y de resistencia armada. En la Tierra Baja, Calanda, Foz-Calanda, la Puebla de Híjar, Samper de Calanda, Belchite, ahí donde el colectivo es lo suficientemente numeroso para defenderse ante la opresión de los poderes establecidos, nacen formas de resistencia que integran la amenaza, la violencia, y el bandolerismo en su modus vivendi.

Así es el caso de un grupo de calandinos y focinos, quienes en 1575, al abrigo de una fonda de Alcañiz, sentados alrededor del calor del hogar, no dudan en sus conversaciones de expresar abiertamente su voluntad de acabar con el otro, el diferente, el cristiano. Entre ellos Carlos Montesinos, natural de Foz-Calanda, quien a lo largo de su vida se enfrentará a diversas causas judiciales por ser “moro pertinaz”.

Lo ocurrido al fresnesino Royo en su encuentro con un grupo de bravucones belchitenenses, más allá de las amenazas y la burla, saca a relucir la figura del Infante Juan de Austria, el laureado vencedor de la batalla de Lepanto. Ello nos lleva a plantear varias preguntas: ¿A través de qué canales, de qué circuitos, en una época en que España adolece de lo que entendemos en el siglo XX como medios de comunicación, las noticias de carácter político, geopolítico, mercantil, consiguen alcanzar los lugares más remotos del reino de Aragón? ¿Por qué motivo los moriscos de Belchite a la hora de mofarse de Miguel Royo toman como referente a Juan de Austria?

En unas Españas en donde el 70% de la población es analfabeta la correspondencia escrita queda reducida al ámbito institucional, judicial, intelectual y evidentemente comercial. El vector de difusión es el boca a oreja; ahí intervienen dos actores principales: por una parte tenemos a los correos a caballo que recorren la península de posta en posta, y que a su paso por las posadas van relatando todos aquellos hechos que atañen a asuntos políticos, militares; por otra, las redes comerciales quienes desde los mercados de las principales ciudades actúan de forma radial; trajineros y mercaderes son los portadores de las nuevas hasta los lugares más recónditos.

En los días posteriores a la batalla de Lepanto, las campanas de las iglesias tañeron en continuo para celebrar la gran victoria de las huestes cristianas sobre los infieles turcos. Los mentideros de la corte de Madrid,  las Gradas de San Felipe, las Losas de Palacio, a modo de agencias de noticias se encargaron de proyectar entre el vulgo la figura del Príncipe Juan de Austria como gran defensor del catolicismo. Adulado por los cristianos, Juan de Austria es, bien al contrario, odiado por los moriscos, que lo apodan despectivamente Juan del rastro por su condición de hijo bastardo del Emperador Carlos. Al júbilo celebrado por los cristianos se contrapuso el llanto y la desesperación de los moriscos; moriscos que veían como se desvanecía la profecía según la cual las galeras del Gran Turco asaltarían la costa levantina y los liberarían del yugo impuesto por la Monarquía Hispánica. Los Nuevos convertidos vuelcan en la ocasión su ira sobre don Juan esperándole verle “descabeçado y quemado”.

Entre los cristianos tierrabajinos cunde cierto desasosiego ante los posibles desmanes de sus convecinos moriscos. Cualquier burla o conflicto personal por parte de los cristianos  nuevos es interpretado como un ataque a la condición de cristiano y motivo de denuncia. La declaración de Domingo Jaso ante el comisario del tribunal de la Inquisición en Alcañiz recoge el temor a una revuelta morisca; no son pocos en esos años los rumores que circulan por Aragón y que hablan de un complot en contra de la monarquía orquestado por moriscos, hugonotes franceses (protestantes) y berberiscos. La denuncia supondrá la apertura de una investigación y probablemente el arresto de Carlos Montesinos.


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