Pilar Sanz Urrios nos ilustra con una historia de su familia que nos puede hacer reflexionar sobre una frase de Marie Curie que nos dijo:
“NADA EN LA VIDA DEBE SER TEMIDO, SOLAMENTE DEBE SER COMPRENDIDO. AHORA ES EL MOMENTO DE COMPRENDER MAS, PARA PODER TEMER MENOS”

Autoría: María Pilar Jubierre Vallés.
En el año 1918, su familia, sufrió de manera trágica la mal llamada “gripe española” . En la actual Avenida de Teruel, en el número 45, vivían sus bisabuelos Avelino Sanz Esteban y María Lahoz Quitarte. Estos calandinos tuvieron 6 hijos, Florentina, Pascuala, Francisca, María, Agustín y Manuel Sanz Lahoz.
El día 17 de octubre de 1918, a las tres de la mañana, falleció Florentina a la edad de diez años. El mismo día, a las cuatro de la tarde falleció Pascuala, a la edad de dieciséis años. El día 28 de octubre de 1918 a la una, falleció Francisca a la edad de diecinueve años.
Perdieron a tres hijas de corta edad, en el mismo mes y de ellas dos el mismo día. Los fallecimientos se produjeron por aquella gran pandemia. Manuel Sanz Lahoz, abuelo de Pili y hermano de las fallecidas, quiso dejar constancia de este hecho en un manuscrito para recuerdo de tal desgracia, manuscrito doliente, con el lenguaje empleado entonces y en el que sobrecoge la palabra “agonizada”. A sus 23 años tuvo la grandeza de anotar esta tragedia.
Pero la vida sigue y así siguieron el resto de sus hijos, nietos y bisnietos.
Gracias Pili por querer compartir esta historia.
Miguel Sanz Urrios, Joaquina Urrios Palomo, Francisca Sanz Urrios y Antonio Gascón Sancho.
Manuel Sanz Urrios, Maria Asunción Gascón SanzPilar Urrios García, mujer calandina con su labor y su indumentaria. Estala dedicada a las víctimas.
Nota GREC (Heraldo de Aragón – Archivo Jorge Celma)
11 de octubre. El estado sanitario de esta villa después de las ferias de San Miguel ha cambiado de rumbo, de aquella fecha a hoy hemos sido invadidos por la terrible epidemia gripal. Cuatrocientas personas han sido atacadas; el ayuntamiento en sesión extraordinaria decide la suspensión de las festividade del Pilar, y el cierre de las escuelas nacionales.
15 de octubre. La epidemia adquiere caracteres alarmantes. Pasan de mil los atacados, con defunción entre los elementos jóvenes. Los dos médicos de la localidad, don Pablo Gasque y D. Vicente Portoles, realizan verdaderos esfuerzos, algunas casas se han convertido en completos hospitales. Los establecimientos en donde se despacha leche son asaltados a cualquier hora.
29 de octubre. Va disminuyendo la zozobra que por espacio de algunos días se apoderó del vecindario tan castigado por la epidemia. Desde el día 6 hasta el 26 han fallecido 70 personas la mayoría jóvenes en la plenitud de la vida. Los sacerdotes a los que no alcanzó la enfermedad merecen grandes elogios y en particular Don Vicente Allanegui tan incansable en el cumplimiento de su misión.
22 de noviembre. El domingo 17 se dio por extinguido por completo la epidemia de gripe. El pueblo ha sido de los más azotados por la epidemia, pues han pasado de 80 las defunciones ocurridas, habiéndose dado el caso de desparecer tres a cuatro de la misma familia. También fueron víctimas los dos maestros de sección de la escuela nacional fallecidos el mismo día.
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