María Pilar Jubierre Vallés
Como nos dice la historia, la ocupación musulmana en estas tierras se extendió desde el siglo VIII al XVII, más de ocho siglos. Con un dominio tan prolongado su cultura fue predominante. aunque por aquella Edad Media, los árabes convivieron también con los judíos (sefardíes) y los viejos cristianos.
Llegó el siglo XVII, (1610) y los musulmanes fueron expulsados. Como es lógico, después de tantos siglos de ocupación, los árabes dominaron la agricultura.
Construyeron el acueducto de Los Arcos para regar y planificar las huertas de la partida de Albalate. Tarnbién fueron maestros alfareros en el Barrio de las Cantarerías y ostentaron el poder desde su Castillo Árabe.
Como consecuencia de aquella expulsión, el pueblo quedó muy diezmado. Al quedar la actividad económica casi paralizada
Por entonces el poder lo ostentaba la Orden de Calatrava con sus comendadores.
En 1628 hacen la Carta Puebla para repoblar estos territorios. pero sus efectos fueron tan precarios que después de 12 años tan solo había 250 vecinos.
Y llega el día 29 de marzo de 1640 y sucede el portentoso Milagro de Calanda. Aquel hecho transcendió tanto a nivel nacional que fue como un revulsivo para el pueblo.
Al poco tiempo, el día 20 de abril de 1640, el rey Felipe IV concede el privilegio a Calanda de celebrar la Feria de San Miguel.
Dice el historiador: ¿Pudo Miguel Pellicer influir en aquella concesión? Todos sabemos que Felipe IV quiso conocer en persona a Miguel Pellicer. Ahí quedó el cuadro cuando su majestad arrodillándose le besó la pierna restituida a Miguel Pellicer.
También quedó para la historia que en aquella audiencia, Felipe IV regaló ” Longinos’ para la Semana Santa de Calanda.
Pues bien, esta audiencia se celebró en el mes de octubre de 1641. De ahí se deduce la rapidez de conceder la Feria a los pocos días del Milagro de Calanda.
Estos son los orígenes de esta Feria.
PARTE II. Significado del nombre de Miguel.
La imagen del arcángel Miguel se basa literalmente en los versos bíblicos. El libro de Josué lo menciona como “Capitán de los Ejércitos el Señor”. Sin embargo, tiene también otro nivel de significado que refleja la condición y necesidad humanas. Cada atributo del arcángel Miguel posee un simbolismo esencial para comprender su papel en la vida del ser humano:
La imagen de un guerrero representa la defensa contra las fuerzas del mal y la oscuridad que acechan al ser humano, como la ignorancia, la inconsciencia y la esclavitud a los apegos materiales y emocionales.
Su título “Príncipe de la Luz” representa la iluminación del camino del ser humano para liberarlo de la oscuridad del miedo
.
Su coraza significa la fuerza de voluntad para enfrentarse a los desafíos de la vida. Representa también la fe y la seguridad en el bien.
El casco significa invisibilidad, invulnerabilidad potencia. Protege los pensamientos de la negatividad.
El escudo representa el universo. Es la protección que le dice a su adversario que no puede vencer al amor.
La espada representa la luz que da la fuerza espiritual, Con esta fuerza es establecen la paz y la justicia divinas. La espada también significa el arma de la verdad. Con ella se rompe el velo que crea la ignorancia.
La balanza significa la justicia, el equilibrio y el orden. En la balanza cuelgan las acciones buenas y malas, equilibradas por el amor y la bondad que redimen el alma humana.
Cuando lleva llaves, éstas representan el poder para abrir la puerta de los cielos a las almas que por medio de sus acciones, pensamientos y sentimientos se han ganado la entrada.
Las cadenas representan su poder para romper las ataduras que esclavizan al ser humano mediante los vicios y apegos.
El manto representa protección y el poder de habitar el espacio donde conviven los seres positivos y los negativos. Con él protege a los seres humanos de las vibraciones negativas de los seres malignos.
Tanto a nivel literal como simbólico, el arcángel Miguel representa la justicia y la lucha por el bien. Su papel en las escrituras bíblicas lo destaca como el capitán de los ejércitos de Dios, que son las fuerzas del bien en el universo, Su significado implica protección, seguridad, poder, superación de obstáculos y la destrucción del miedo y la duda. Por eso, el arcángel Miguel inspira al ser humano a vestirse con los símbolos de su armadura.
PARTE III. Siglo XVIII.
Durante el siglo XVIII, las Ferias de San Miguel se fueron adaptando a la ley del mercado, la oferta y la demanda.
En aquel siglo además de la ganadería, artesanía etc.…, en Calanda se agregó a la Feria una importante industria textil.
En las huertas de plantaron moreras y los labradores criaban los gusanos para hacer la seda.
El pueblo se llenó de telares en los que se hacían toda clase de tejidos y pañuelos de calidad y se montaron fábricas de hilados de seda.
La mayoría de estos productos los vendían en las Ferias de San Miguel.
Entonces la gente no emigraba por tener trabajo en su pueblo. Esta cultura industrial y comercial duró mucho tiempo, pero el devenir de los tiempos cambia las cosas.
En Cataluña y Valencia cogió mucho auge la industria textil y la competencia hizo bajar los precios y como consecuencia comenzó a decaer aquel medio de vida en Calanda.
La huerta de Calanda (excepto la que posteriormente se regó con la construcción del Puente Nuevo),con su sistema de riegos tal como la dejaron los árabes, contaba con 1600”fanegas” (9 fanegas equivalen a una hectárea).
Las cosechas de esta fértil vega, rica en frutales, se utilizaban únicamente para el consumo local.
Hasta que en España no se construyó la red de ferrocarriles, el transporte era de tracción animal y los frutos muy perecederos no podían llegar a los grandes mercados.
Es por ello que por aquella época se comenzó la elaboración de los “orejones de Calanda”, ya que era la única fruta que se podía vender fuera de la localidad.
La contrariedad que supuso el hundimiento de la industria textil no influyó mucho en La Feria de San Miguel que alcanzó su cumbre con la venta de caballerías.
Este hecho se produjo por las siguientes causas.
En Calanda se hicieron en aquel siglo tres grandes obras: en 1722, se construyó el Templo del Pilar.
En 1787 se construyó el Puente Nuevo en acueducto y viaducto para hacer convertir en regadío las partidas de “El Rincón de NIné”, “El Fornero”, “Las porciones “ y “ Los royales”.
Como curiosidad indicar que el nombre de la partida de “Las Porciones” se debe a que cuando se repobló el pueblo con la Carta Puebla, al aposentarse en Calanda se les daba a los repobladores una “porción “ de tierra.
La tercera obra fue la más importante. Se produjo durante el reinado de Carlo III cuando se hicieron grandes obras para regar parte del monte bajo de Calanda.
Comenzaron el año 1784 y quedaron paralizadas el año 1792.
Se construyó un pantano muy cerca de “Los Fontanales” que tenía el nombre del arquitecto de aquellas obras, Don Juan de Villanueva, los “Arcos de La Carra” cuyo nombre se debe al cantero que dirigió aquellas bellas obras hidráulicas que aún se puede visitar.
Se canalizó lo que actualmente llamamos la acequia de “El Rey” y aquí, junto al pueblo, se fundamentó el puente que iba para acueducto y se quedó en viaducto. De aquella grandiosa obra, éste puente fue lo único que quedó de utilidad para el pueblo, por él se pasa a la partida de “Alla el Rio” que antes era únicamente senda de herradura.
El rey Carlos III delegó estas obras en su hijo el Príncipe Don Antonio Pascual de Borbón (también llamado el Infante Don Antonio Pascual).
Cuando el pantano ya se estaba terminando, una fuerte riada del Río Bergantes en 1792 se lo llevó y la obra a quedó paralizada para siempre.
Como consecuencia de aquellas grandes obras, en aquel siglo Las Ferias de San Miguel fueron muy importantes para el pueblo debido a que se vendían muchas caballerías ya que lo más duro de aquellos trabajos se hacían con tracción animal.
Parte IV
SIGLO XIX.
Comienza el siglo XIX y las Ferias de San Miguel siguen con su fuerza y sus intercambios comerciales. En aquel siglo la nación tuvo épocas muy complicadas.
En 1808 la invasión francesa que causó en la villa la pérdida de muchas vidas y bienes. En 1835 la desamortización de Mendizábal que queriendo corregir injusticias, ls provocó más grandes. Con aquella ley expulsaron a los frailes carmelitas del Convento del Desierto. Esta abadía con su monumental arquitectura fue abandonada.
También se produjeron las guerras de Filipinas, Cuba y Puerto Rico.
Las pestes del cólera morbo asiático en los años 1835, 1865 y 1885 que ya fueron declaradas en el siglo XIV, con concretamente en el año 1348, contagiaron y diezmaron mucho la población. La ciencia médica luchaba por erradicar el virus, pero no fue hasta finales del siglo XIX cuando acabaron con el cólera morbo
Cuando se contagiaba algún vecino y fallecía, sus ropas las quemaban en hogueras. De ahí vienen las hogueras de San Juan en verano y las de los Santos de Capa en invierno, como la de San Antón.
Pues bien, En prevención de los contagios, El Gobierno de la Nación, en 1820, mandó hacer en los pueblos los “Batanes”, por cuenta de los Ayuntamientos. Allí lavaban las ropas de los ejércitos para desinfectarlos. Al Principio los Batanes fueron dirigiros por militares, pero luego los Ayuntamientos que ya como propietarios, los delegaron en particulares con el oficio de bataneros.
Hacia mediados del siglo XIX, el Ayuntamiento de Calanda, CONTRATÓ A LA FAMILIA Feliz-Jubierre (Los Bataneros) que procedían de la Sierra de Alcubierre en los Monegros y eran bataneros de profesión.,
Esta familia, al decaer los contagios, (el último fue la perniciosa gripe de 1918) dedicaron “Los Batanes” para lavar los sacos de los molinos de aceite tapices y ropas de gran tamaño. “Los Batanes” funcionaron hasta el año 1930 siempre regentados por la familia Feliz-Jubierre. Como curiosidad indicar que el detergente que se utilizaba era la tierra de batán (tierra arcillosa) mezclada con ceniza en polvo.
Como el ingenio de los calandinos nunca para, pensaron que con aquel canal de agua que movía “Los Batanes” y luego en un gran salto esta agua caía al Rio Guadalopillo, lo aprovecharon para hacer el Molino de Abajo cuya fuerza motriz fue este saldo de agua. A pesar de las adversas circunstancias, las gentes luchaban para superarlas.
A nivel local, Calanda siempre superó aquellas calamidades, ayudada por su posición geográfica, su clima, sus ríos y sus gentes.La agricultura era próspera. Sus olivares, sus viñedos, sus frutales y los calandinos con su tesón siempre salían adelante en aquellos malos tiempos.
Hay que reseñar aquí que en aquel siglo la supervivencia de Calanda dependió de la agricultura, muy especialmente por sus olivares.El campo y la agricultura estaban muy relacionados con la ganadería. Las Ferias de San Miguel marcaban como les iban los tiempos a los labradores y su poder adquisitivo. En tiempos de buenas cosechas se compraban las mejores mulas y las mejores mulas y machos de La Feria. Por eso las ferias marcan el nivel adquisitivo de los pueblos.
Parte V. Los protagonistas
Los principales protagonistas de las ferias eran los tratantes, payos y gitanos los que daban vida a las mismas. Con sus reatas, ponían el ambiente festivo en ese pintoresco mundo de los tratos y cambalaches.
Era todo un espectáculo ver cuando se cerraba un trato y el comprador sacaba la cartera y contaba los billetes y el público actuaba como testigo. A esta actuación se llamaba “pagar a punta de ramal”. También se producía el trueque en especies. Me cuenta Miguel Portolés Mombiela que una vez vio cambiar cuatro cabras por una burra.
En el siglo XIX ya existían los tratantes. Eran unas familias con mucho arraigo en los negocios. En Calanda estaban la familia Alegre Leal “Los soladeros, el tio Ezequiel y sus primos Eugenio y Eulogio. Los hermanos Serafín y Manuel LLop con sus sobrinos, Valentin Balaguer e Isidro LLop, “los LLopos”. Los hermanos Aranda de Mas de las Matas. La familia Omedas Lecha de Alcorisa, que hacían sociedad con el calandino D. Manuel Zárate Prat, estos eran los “Trulines”. La Familia Sorribes Adell, “ Los tododella”, Don Felix Celma, “el tio Felix el de las vacas “.
También fueron muy protagonistas las familias gitanas de los Díaz Clavería. Don Angel Diaz y su señora Pascualica Claverias, fueron los patriarcas de todos sus parientes. Luego su hijo D, Raimundo Díaz Clavería por su seriedad y jerarquía era muy respetado por todos. Este clan de familias lo componían “Los Polleros”, “Los Toros”, “Los Ojetes”, et…
Los feriantes fueron muy itinerantes. Se desplazaban de feria en feria andando con sus reatas. A Calanda venían de la Feria de Hijar y de la de San Miguel de Calanda se marchaban a la de Cantavieja.
Este bonito relato se lo debo a la gran memoria de Miguel Portolés Mombiela quien me traslada que seguramente habría otras familias calandinas que eran “tratantes”, pero no recuerda más.

Mi personal agradecimiento por poder publicar estas notas que gracias a su gran saber sobre la historia de Calanda y especialmente sobre la Feria de San Miguel , feria que los de su generación vivieron en su pleno apogeo.
PARTE VI
SIGLO XX Y DECADENCIA DE LA FERIA .
Llegamos al siglo XX donde se produce la decadencia de la feria, hecho que no tiene más explicación que la transformación e industrialización de las actividades agrícolas.
Durante este siglo se realizaron en Calanda una seria de obras hidráulicas, pero también eventos de carácter cultural, deportivo y social que fueron el comienzo de una nueva época muy próspera para nuestra localidad. En el mes de abril de 1900 se firmó la escritura para construir en el “pozo de las ranas” del Río Guadalope, la primera central eléctrica para dar luz a Calanda.
El promotor fue Don Joaquín Bonet. Este contrato duró hasta el día 23 de mayo de 1925.En dicha fecha, la “Alfarda” o Comunidad de Regantes del Guadalope construyó otra central más potente. La anterior central de 1901 sólo daba alumbrado tres horas al día y muy pobre. Esta segunda central funcionó desde 1925 hasta que se construyo el pantano. De ella se obtenía un rendimiento satisfactorio para las necesidades que tenía entonces Calanda. Al construirse esta obra hidráulica con su presa y la nueva y moderna Central Eléctrica la economía del pueblo se inició en la industrialización y la expansión de la agricultura.
Pozo de las Ranas.
Electra del Guadalope
Electra del Guadalope en 1926
El siglo XX, al igual que en el resto de España, fue el siglo de la expansión económica pero también cultural en nuestra localidad. El 22 de febrero de 1900 nació Don Luis Buñuel Portolés, cineasta que contribuyó a una gran visibilidad de nuestra localidad.

En el aspecto educativo surgieron las Escuelas Nacionales, el colegio de la Hermanas de Santa Ana y también lo que ahora consideramos como academias donde se daban clases de “repaso”, como la Doña Abelina Castejón. En el aspecto musical destacar la Banda Municipal y el “batallón de infanticos”. Batallón infantil. Dio comienzo con el año 1908, con 40 niños. Asiste al rosario de Nuestra Señora del Pilar, rindiéndole los honores de capitán general.
Calanda y su señorial jota bailada en sus orígenes por los hermanos Berge, “Los polinarios”, fue conocida a nivel nacional.
Batallón infantil
En 1925 se inauguró el Campo de Futbol “La ventolera” con un partido entre los equipos titulares de Calanda y La Puebla de Hijar. Se celebró en las Fiestas del Pilar de aquel año.
Fútbol (1920) Fútbol (1930)
En el año 1914 se inauguró La Plaza de Toros, en la que además de los festejos taurinos de las Ferias del Pilar, se daban conciertos musicales y de grupos internacionales en festivales de verano, nuestras carreras pedestres, concursos de jota y baile, verbenas, cine al aire libre y toda clase de actos culturales y populares.
Los cambios en las infraestructuras de Calanda fueron de gran importancia a principios del siglo XX.En 1920 el alcalde Don Luis González y Lopez Rubio modernizó el pueblo. Ordenó la construcción de las primeras casas sociales, se plantaron los pinos del Cabezo Buena Vista, se construyeron las primeras aceras y hasta se trajo de Barcelona la fuente “La Pijona” que se instaló en nuestra actual Plaza de España. Pero lo más importante que hizo fue dar el permiso para roturar “las lomas” que hasta entonces fueron monte común. Otra obra importante fue la construcción de la carretera de Torrevelilla con su actual puente de “El Estrechillo”.



En aquellos años, Calanda con sus frutales, dio un cambio en su economía.
Una vez construido el ferrocarril Madrid-Barcelona, los fruteros transportaban la fruta a la Estación de Caspe con caballerías y carros. Allí la facturaban al Mercado Central del Borne en Barcelona. La comercialización del melocotón comenzó hacia 1930. Entonces uno de los frutos típicos eran las manzanas en sus variedades de Verde Doncella, Imperiales, Ortell…. En 1930 Don Esteban Celma Iborra se compró un camión Hispano Suiza y la salida de la fruta tenía mayor fluidez. Posteriormente en 1950 comenzó el embolsado del melocotón y los mercados se abrieron debido a la calidad e identidad del producto. Ellos supuso la creación de muchos puestos de trabajo.

En cuanto al sistema de regadíos en Calanda, una obra muy importante fue la construcción del Pantano de Gallipuén de Alcorisa. Se inauguró el día 20 de Julio de 1928 y al aportar Calanda más de la mitad de su coste, se dividieron sus caudales para regar en Calanda 496 hectáreas, en Alcorisa 260 hectáreas y e Foz-Calanda 156 hectáreas. Era riego casual, pero daba derecho como mínimo a dos riegos al año para asegurar la cosecha de olivas.En Calanda se creó el Sindicato de Riegos del Guadalopillo y bajo su dirección se regó las huertas Alta y Baja y lo que llamamos la partida del “olivar”, desde el “conejar” hasta el “Mas de Ramón”.Estos nuevos regadíos fueron as mismas tierras que se hubieran regado con el proyecto del Rey Carlos III, en el siglo XVIII. Al regar estos olivares había buenas cosechas y se crearon muchos puestos de trabajo e molinos y derivados, como el sulfuro.
En 1928 comenzaron las obras del ferrocarril en la provincia de Teruel. El proyecto era unir por ferrocarril el eje Madrid-Barcelona con Teruel-Cuenca y Valencia. Aquellas grandes obras emplearon a muchos labradores con sus carros y “volquetes” con sus caballerías.
Estación de tren de Calanda, ya desaparecida, de la línea Teruel-Alcañiz que promovió la dictadura de Primo de Rivera y que nunca vio su conclusión. Cuando las obras de la línea de ferrocarril estaban muy adelantadas, en 1932, hubo un cambio de gobierno y quedaron paralizadas. Pero, debido a aquel proyecto quedó para Calanda el Paseo de Alcañiz. Esta espaciosa Avenida se planificó como acceso a la Estación . Ya en la década de 1930 Calanda acusó mucho la guerra civil de 1936.
Pasados aquellos tristes año, hacía 1940, la Feria de San Miguel otra vez animó aquellos difíciles tiempos. Pese a la devastación producida por la guerra, los calandinos aún dependientes de la agricultura luchaban por salir adelante. En 1950 se produjeron unas pertinaces sequías debido a las cuales se produjo mucha emigración de jóvenes a otros lugares de España.
Es ya en la década de 1960 cuando realmente comenzó la reindustrialización de Calanda. Los alfareros se convirtieron en fabricantes de ladrillos, los carreteros en talleres de reparación de maquinaria agrícola, aparecieron las fábricas de yeso, de refractarios, talleres de carpintería mecánica, fábricas de materiales de construcción. Algunos de ellos todavía perviven y otros han sufrido un proceso de modernización o ha desaparecido por no tener relevo generacional.
Antigua cerámica de HERMANOS FRAGA. En la misma aparece su fundador ANGEL FRAGA LATORRE.

Panorámica de la antigua cerámica HERMANOS FRAGA. Estaba ubicada en lo que actualmente es calle Don José Adán, calle Pablo Gasque Gracian y calle Plaza de Toros.
“DE AQUELLOS POLVOS, ESTOS LODOS”
Fábrica de adobas en 1928
Hermanos Vallés, pintando el puente de riego a su paso por el rio Matarraña.
En la foto aparecen de izquierda a derecha JOSE JUBIERRE MOYA PILAR FRANCO PIQUER MARGARITA CAMPDELACREU Y ESTEBAN BUSQUETS, sus consuegros.
Antiguo taller de HERMANOS JUBIERRE situado en Avda. Autonomía Aragonesa (en el actual emplazamiento de EL MARCHENICA.
Varias fotografías de la antigua fábrica de YESOS BRUMOS.
Pero no todo era trabajo. En aquellos tiempos la familia Moya-Portolés (Los Estiras) hicieron una preciosa sala de cine en el local que hoy es la sede de la Peña Taurina Calandina, en la calle Ramón y Cajal, 42. Los jóvenes se divertían en este cine, posteriormente en el cine Imperial, bailando en “la anchura”, yendo de vinos y vermuts al bar Imperial, posteriormente al bar de la Hoya y por supuesto para ellos era necesario un arreglo en las numerosas peluquerías que había en la localidad.
Señoritas calandinas de paseo en 1925.

La niña que aparece es su hija María Pilar Alfranca Vallés.

De izquierda a derecha
Purificación, Fernando y Toni y los padres de Fernando.

Curiosas películas las emitidas.
Toda esta actividad calandina, es el que hizo de nuestra localidad un pueblo además de agrícola, industrial y comercial.
A continuación, os paso unas fotografías de los documentos “contables “de aquella época.
Como veréis en las facturas no figura el IVA ni impuesto alguno. No es que no existiesen, es que no eran igual que los de ahora, pero eso será cuestión de un estudio más minucioso por mi parte. Sí que recuerdo que en 1973, yo ya ayudaba a mi padre a hacer las facturas de los servicios que prestaban cosechando cereal y en vez de nuestro actual IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido), lo que existía era el ITE (Impuesto sobre el Tráfico de Empresas), vamos el mismo perro con distinto collar.
Y para terminar ya esta exposición que ya veis que no ha sido sólo sobre la Feria de San Miguel, sino también sobre la vida y costumbres de Calanda durante finales del siglo XIX y principios del siglo XX, quiero transcribir la vivencia de estos tiempos según Miguel Portoles Mombiela.
Nos dice:
“Con respecto a la Feria de San Miguel, con la marcha de muchos jóvenes y la llegada de los tractores, se dejaron de comprar caballerías y con la decadencia que había en aquellos años, la Feria de San Miguel, dejó de celebrarse.
El último año de celebración de la feria fue 1954.

Puede verse en el cartel de fiestas de Calanda de este año donde se anuncian las películas que durante dicha feria iban a exhibirse en el CINE IMPERIAL.
Pero los labradores nunca se rinden y, a partir de entonces con la mecanización y la construcción del actual pantano, se hicieron nuevos regadíos y los melocotones “DE ORIGEN CALANDA” empezaron a multiplicarse y con la garantía de su embolado fueron cotizados en los mejores mercados.
Con respecto a la moral y fe de los labradores y como homenaje a todos, hasta a aquellos abuelos que lucharon por conseguir la Feria de San Miguel, describo una vivencia que tuve de “mocico” (hacia 1950).
En uno de aquellos años había una buena cosecha de olivas. En el mes de septiembre cayó una pedregada que las tiró todas. Al día siguiente me fui a ver una plantada que teníamos en el Monte Bajo y aquello daba pena, estaban todas en el suelo.Al volver a casa por el camino de la Vera Seca, había un colega labrando un bancal de impeltes. Había tantas olivas en el suelo que estaba todo verde. Paré a saludarlo y me dijo: “ A LABRARLO, PARA QUE HAYA COSECHA AL AÑO QUE VIENE “. Aquella lección de oral me duró toda mi vida. Fuimos una juventud forjada en el viento y la sequía. Lección magistral para luego vencer las adversidades de la vida.
Siguieron los tiempos y se montaron industrias. Ya no dependía tanto de la agricultura.
Hoy en día muchos calandinos trabajan en el comercio, la industria y los servicios. Pero eso sí, la agricultura, siempre fue y será el fundamento de Calanda.
Hasta 1960 había un “medidor “que dependía del Ayuntamiento. Tenía que ser un señor con honradez contrastada y era el encargado de fijar el precio de los productos, (casi todos agrícolas) entre compradores y vendedores. Además, pesaba y medía los productos y su palabra siempre era acatada.
Ahora los precios de nuestros productos agrícolas, comerciales y servicios se rigen por las leyes del mercado, oferta y demanda y la calidad de los mismos.
Para finalizar, indicar que las estadísticas miden la vitalidad de los pueblos.
En Calanda en 1965 había 154 habitantes y en 2016 contamos con 4004.
Un orgullo para nuestro pueblo mantener y ver crecer nuestra población, gracias en parte al mantenimiento de nuestra actividad económica con el tesón que caracteriza a los calandinos”
El 20 de septiembre de 2019 y el 26 de septiembre de 2020 hemos comenzado el renacimiento de nuestra FERIA DE SAN MIGUEL DE CALANDA. Aún queda mucho por escribir de esta maravillosa historia.
MªPilar Jubierre Vallés.
Así fueron……
Así son…
Y ASI SERA…….
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