Autoría : Paco Buj Vallés
En el año 1976, cuando Barcelona era todavía un ejemplo de tolerancia y de cosmopolitismo -lo repite Vargas Llosa, pero es que yo lo viví personalmente también-, adquirí los dos tomos de “La guerra civil española” de H. Thomas, hispanista inglés. Conste que, si hablo de este autor y de su obra más conocida, es por su gran prestigio como historiador. No hablo aquí de aspectos de su personalidad como pueden ser sus simpatías éticas, políticas, etc. Eso sí: lejos de lo que suele suceder con otros cronistas, hispanos o extranjeros, este autor cita tranquilamente, en la misma página si hace falta, igual un libro o unas frases de Manuel Azaña que otra obra o fragmentos de José Mª Pemán. Eso se llama libertad investigadora y honestidad profesional.

El historiador inglés, en una nota al pie de la página 150 de su extensa obra, escribe textualmente:
“Los lugares que estuvieron por breve tiempo en manos de los anarquistas fueron: Barbastro (Huesca), Alcalá de Gurrea (Huesca), Alcampel (Huesca), Albalate de Cinca (Huesca), Villanueva de Sigena (Huesca), Valderrebollo (Guadalajara), Beceite (Teruel), Alcorisa (Teruel), Mas de las Matas (Teruel) y Calanda (Teruel).”.
Más adelante nos habla de Bujaraloz y Peñalba, pues cerca de estas localidades de Los Monegros es donde Durruti y sus compañeros establecieron su temporal asentamiento bélico. (Por cierto, según H. Thomas, de los mil quinientos campesinos que, en Peñalba, habían participado en la colectivización, unos mil abandonaron pronto el proyecto. ¿El motivo? Pues que sus cosechas y cordericos iban a parar, más que a sus propias familias, a las fuerzas armadas de Durruti).
Pero hay otro fragmento muy significativo -aunque sea breve, ciertamente-, en el que el historiador británico habla de Calanda. (Nótese, como ya anuncié antes, que cuando hablo de este autor, me refiero a su prestigio como investigador, como analizador cuidadoso de documentos y como entrevistador a muchos protagonistas de uno y otro bando. Ello no significa que yo tenga exactamente sus mismos valores éticos o socioeconómicos. Si acudo a él es por su demostrada valía como cronista honrado de los hechos, según las fuentes historiográficas que él consulta y que, abiertamente, nos dice cuáles han sido).
Así que, después de hablarnos (páginas 204, 205 y siguientes) de la extensión del comunismo libertario por tierras aragonesas, se refiere especialmente (página 464) a los ASCASO. (uno de los hermanos había trabajado en las fincas de Gonzalo ATARÉS, amigo mío ya fallecido. De la localidad oscense de ALMUDÉVAR, exactamente).
En la página 605, da Thomas nuevos datos que, como calandinos, nos conciernen:
“En San Mateo (Castellón) y Serós (Huesca), se dispuso explícitamente que la asamblea general de la colectividad podía expulsar a sus miembros por inmoralidad, aunque nunca se hizo uso de esta facultad. En muchos sitios, las relaciones entre los agricultores privados y los colectivistas eran frías y corteses, pero no abiertamente malas: en Calanda (Teruel), el pueblo natal de Buñuel, por ejemplo, tenían un café para cada grupo”.
Hugh Thomas y Calanda; Calanda y Hugh Thomas. pocos pueblos de España merecieron esta atención historiográfica. Por eso he querido proporcionar esos datos a mis paisanos.
Bibliografía: HUGH THOMAS.- La guerra civil española. Ediciones Grijalbo.- Barcelona, 1.976.

Paco Buj Vallés, verano de 2020
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