
Diario El Turia. 23 de julio 1931
Llegan a nuestras . manos unas cartas de Calanda en las cuales nos transcriben la enviada a los diputados a Cortes por la provincia de Teruel.
El documento tiene sanas inspiraciones. Procede del Ayuntamiento de la villa antes nombrada. Alabémoslo y dediquémosle un comentario.
La región turolense, en la amplitud provincial, se halla en estos momentos en grave inminencia de ruina. No sólo le alcanza, en la parte proporcional, la crisis mundial, sino que los elementos han sido impiadosos con ella.
La cosecha, en singular la de olivas, es pequeña, sencillamente de ruina para los olivareros. El trabajo, en general, ha disminuido de modo que hay masa obrera en paró forzoso. Además gravita sobre la provincia el riesgo de que sea un hecho la absoluta suspensión de los trabajos que se hacen por cuenta del Estado. La suspensión de los’ trabajos en importantísimas obras públicas parece inminente. Lo evidencian las recientes disposiciones del Gobierno provisional de la República.’
He ahí, a nuestro juicio, un grave error. No sólo porque la paralización
ha de aumentar la- masa de los sin trabajo, sino pórque — y esto es elemental — aquella paralización lleva consigo dos gravísimos daños: el de inutilizar en parte considerable cuanto se hizo, porque la demolición, el resquebrajamiento y el hundimiento, según terrenos y lugares, será inevitable, con pérdida de millones y de tiempo; y el de que el producto que tales obras debieran ofrecer, en plazo: relativamente próximo,- queda demorado para un plazo- remoto, indeterminado.
Por ello los clamores de los turclenses tienen doble justificación: el
de su necesidad y el de evitar el daño público, que será irremediable.
Dicen los turolenses que en el caso de justificarse, por herencia del anterior régimen, la limitación de gastos destinados a obras públicas de su región, uno de los no suprimibles es el de las obras del ferrocarril Teruel-Alcañiz. Nada más. ilógico que dejar incomunicadas a grandes zonas imperiosamente necesitadas de aquella ferrovia. Pocas veces sería aumentada la riqueza regional con tanta grandeza y con menos gasto proporcional de dinero. Este revertería al Estado en sumas cuantiosas. Pero aun en. la suposición de que sea imprescindible le economía en los gastos generales del Estado, en modo alguno debe suspenderse en absoluto la totalidad de las- obras ferroviarias a que aludimos. Por ello se pide a los diputados recientemente electos por la provincia que, por lo menos, las obras del ferrocarril Teruel-Alcañiz se prosigan por trozos, si no en la amplitud que tuvieron hasta el presente. El primero de los trozos a ultimar debe ser el de Teruel-Alcorisa.
Esta obra, reducida a proporciones de modestia, es la que, como mal menor, solicitan numerosos organismos de la provincia de Teruel.
Esperemos que sirva para algo la designación de unos diputados que
nacieron en aquella tierra. Con su actuación han de merecer el cariño
de los electores. Que la confianza parece que la tienen, desde el momento
en que se les eligió.
(De «La Voz de Aragón»).

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