La inmigración en Calanda (1938-1939). Conclusiones

20/01/2020
4 min lectura

Autoría: Asunción Blesa Castán

Las inclemencias sociales, políticas y económicas hacen que el desplazamiento de la población en toda la península sea constante y necesario. Tal y como concluye D. Carlos Barciela López  que ha centrado su investigación en el estudio de la evolución de la agricultura española durante el siglo XX,  “la evolución de la economía española en los años cuarenta fue catastrófica”.

Las necesidades son apremiantes y las familias tienen que desplazarse allí donde puedan conseguir trabajo que facilite el mantenimiento de sus miembros.  Este es uno de los factores principales que pone en marcha los movimientos migratorios:  la seguridad de continuar vivos,  de asentamientos seguros,  de conseguir alimentos, en conclusión de encontrar trabajo que facilite la cobertura de todas esas necesidades básicas de subsistencia.

La perdida de familiares y enseres, el sentirse desvalido o abandonado,  puede ser motivo más que suficiente para que las personas busquen una solución a su supervivencia.

Algunas personas se desplazan por motivos políticos o de seguridad. Otras, se asentaran en un nuevo municipio sabedoras de que las condiciones de vida van a ser mejor que las que podían conseguir en su lugar de origen.

Por otro lado, debemos tener en cuenta  también, la necesidad de mano de obra que pueden tener en  el nuevo lugar de asentamiento.  Ese es el otro factor de reacción de los movimientos migratorios.  En todas las guerras, al finalizar el conflicto,  la desolación y despoblación es lo que predomina,  ya sea por los muertos,  los  encarcelados o los exiliados.  El  hambre se hace general y la necesidad de poner en marcha los cultivos y producciones hace que la mano de obra sea necesaria y buscada por aquellos que tienen las posibilidades de conseguirla,  ya sea en su entorno más próximo o más alejado si hiciera falta.

Conocer los motivos reales que originaron el desplazamiento de las familias a Calanda, es una tarea ardua  sin disponer de la documentación que avale una conjetura. Podemos deducir que el movimiento migratorio fue consecuencia de las circunstancias que tocó vivir en una posguerra extremadamente dura, donde además de sufrir la carencia de bienes para el consumo se sumó la privación de libertades.

 El municipio de Calanda se encontraba en estado ruinoso después de la salida de más de mil personas en año 1938 ante el avance Nacional.  La inmigración acogida contribuye al desarrollo de Calanda, en la década de los años 40, supliendo la falta de mano de obra, que padecía el municipio.

Sabemos que algunas personas reciben la oferta de desplazarse para conseguir trabajo. Como hemos dicho anteriormente, aunque las condiciones eran precarias,  la procedencia de estas personas  indica que el lugar  de donde procedían  no les facilitaba los medios necesarios para la supervivencia.  La desolación, la destrucción, el abandono de las zonas rurales después del conflicto bélico, hacen que las personas busquen entornos más amables para poder  subsistir.

Fueron tiempos difíciles, duros dolorosos y que no se deben olvidar.  La memoria histórica es un derecho que tenemos los seres humanos, y que no debemos de abandonar ni de perder.  Eso hará que el recuerdo mantenga viva la conciencia la consciencia  y la identidad  de cada uno de nosotros.

Impactos: 52

Grupo de Estudios Calandinos