ESTADO DE LA CUESTIÓN. Cerámica de Calanda.

04/10/2019
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Autoria: Daniel Aguilar Sanz. Universidad de Zaragoza (2018)

Dado lo específico del tema, no abundan en la bibliografía demasiados trabajos al respecto. Si bien es cierto que dada la trascendencia de la cerámica calandina, encontramos desde breves citas a publicaciones de carácter monográfico.  

La mención bibliográfica más antigua a la cerámica de Calanda nos viene dada por Madoz[1], en 1849, una fecha ya tardía para la trascendencia de la producción. Nos aporta una de las claves del éxito de este alfar, la calidad de sus tierras, puesto que no transmitían sabor alguno a los líquidos.

En 1909, Vidiella[2] nos remite al siglo XVII, aportando la noticia de que hacia 1630 los alfareros tributaban a la orden de Calatrava, pagando 5 sueldos por hornada grande y 3 sueldos por las pequeñas, lo que nos da cuenta de una actividad continua de sus obradores.

Mediado el siglo XX, Vallespí[3] referencia la producción calandina al hablar de un tema estrechamente relacionado con ella, la fiesta de las Cantarerías, barrio donde se ubicaban los obradores, aportando datos curiosos de carácter etnográfico sobre este núcleo urbano.

Hay que esperar a 1960 para que aparezca una publicación que hable específicamente del tema, como es la de Burbano[4], aunque no profundiza en cuestiones clave como la técnica o la producción. Una década después aparece citada en la obra de Artigas y Corredor-Mateos[5], que tampoco ofrece apenas datos al tratarse de una obra que recoge la cerámica de toda España, siendo muy limitada la extensión de cada apartado.

Ya en 1980, Álvaro Zamora[6] publica el libro Alfarería popular aragonesa donde aparece la cerámica de Calanda con una profundidad destacada. Es una obra en la que se hace un repaso a toda la alfarería de basto en Aragón, fabricada bien con torno o por urdido. Es de las mejores obras publicadas al respecto y sobre la cual se basan muchas posteriores. De la misma autora y del siguiente año es el Léxico de cerámica y alfarería aragonesa[7], donde recoge todos los términos necesarios para entender más a fondo el tema. Pone también en relación los términos, lo cual nos sirve para poner conocer los centros de producción y sus transferencias.  Del mismo año es “La cerámica en el ciclo vital humano”[8], donde tan solo referencia la producción calandina, pero nos sirve para comprender la cerámica en su verdadero contexto y el de su funcionalidad. En “Introducción a la artesanía aragonesa tradicional”[9]solo hace mención a la cerámica calandina dentro de un contexto más amplio, sin profundizar en el asunto.

Otras publicaciones posteriores de Álvaro Zamora, son dos títulos de 1984 y 1985, “La artesanía aragonesa”[10], donde aparece Calanda de manera somera, y “La alfarería turolense de Calanda y Huesa del Común”[11], que, aunque es precisa en sus explicaciones, no supera a sus publicaciones anteriores.

Similar a las mencionadas publicaciones más ligeras es “Sobre la cerámica y alfarería de agua en Aragón”[12].

La publicación siguiente que aporta novedad al tema es una vez más de Álvaro Zamora[13], la cual nos da el dato sobre la relación del alfar calandino con los productores mudéjares, y estos a su vez gracias al citado Vallespí[14] que recoge una copla haciendo referencia a la conversión de estos mudéjares. Otra síntesis es la realizada por la propia Álvaro Zamora para la colección CAI 100[15].

En 1982, Sempere[16], explica con precisión la técnica por urdido, que nos atañe. En el epígrafe dedicado a Calanda, lo más destacado es que nos cita las medidas de las tinajas por cargas, y su correspondencia con otras obras como cántaros. La producción es mejor descrita en las anteriores obras de Álvaro Zamora, especialmente Alfarería popular aragonesa. Nos relata también la demolición del último horno que seguía en pie. También de Sempere[17] es lo último publicado al respecto, donde nos hace referencia a todo lo editado en el ámbito de la cerámica en España y los autores más importantes.

Seseña[18] hace una buena síntesis del tema, aunque no aporta nada nuevo, recoge sin duda lo hecho por Álvaro Zamora en sus publicaciones anteriores. El libro de Diez Galán[19] prácticamente carece de texto, pero aporta buenas fotografías en color, cosa de la que carecen publicaciones precedentes, motivado sin duda por su cronología.

Romero y Cavasa[20], en 2009, nos ofrecen una obra que recoge todo lo anterior, y nos aportan algún dato novedoso como es la relación o registro de algunos alfareros en diferentes fechas, así como unos pequeños árboles genealógicos de estos.

En resumen, el grueso de la bibliografía respecto al tema corresponde a los años 80, y nos viene dado de la mano de Álvaro Zamora, pues prácticamente toda la posterior nos remiten a ella o hacen síntesis de la misma. De sus obras extraemos el grueso de este trabajo. El resto de las publicaciones no profundizan apenas, salvo la obra de Romero y Cavasa[21], la cual se pone a la par con las de Álvaro Zamora.


[1] Madoz ibañez, p., Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España, Madrid, 1849, pp. 250-251.

[2] Vidiella Jassá, s., “Calanda y Foz-Calanda”, Boletín de Historia y Geografía del Bajo Aragón, 3, Tortosa, Mariano Escar, 1909, pp. 21-251.

[3] Gonzalvo Vallespí, a., “La fiesta de las cantarerías de Calanda”, Teruel, 4, Teruel, Instituto Estudios Turolenses, 1984, pp. 39-41.

[4] Burbano lópez, j., “Los cantareros de Calanda”, Caesarausgusta, 15-18, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1960, p. 136.

[5] Llorens artigas, j., y corredor matheos, j., Cerámica popular española, Barcelona, Blume, 1970, pp. 45-46.

[6] Álvaro Zamora, m.i., Alfarería popular aragonesa. Zaragoza, Libros Pórtico, 1980, pp. 13-24.

[7] Álvaro Zamora, m.i., Léxico de cerámica y alfarería aragonesas, Zaragoza, Libros Pórtico, 1981, pp. 15-156.

[8] Álvaro Zamora m. i., “La cerámica en el ciclo vital humano: la amplia funcionalidad de la cerámica aragonesa”, Temas de Antropología Aragonesa, 1, Huesca, Inst. Aragonés de Antropología, 1981., pp. 146-157.

[9] Álvaro Zamora m. i., “Introducción a la artesanía aragonesa tradicional”, Guía de la artesanía en Aragón, Zaragoza, Diputación General de Aragón y Ministerio de Industria, 1982, pp. 20-56 y 65.

[10] Álvaro Zamora, m. i., “La artesanía aragonesa”, Artesanías en España, Madrid, Ministerio de Industria y Energía, 1984. pp.35-50.

[11] Álvaro Zamora, m.i., “La alfarería turolense de Calanda y Huesa del Común”, Narria, 34-35, Madrid, Museo de artes y Tradiciones Populares de la Universidad Autónoma de Madrid, 1985, pp. 12-17.

[12] Álvaro Zamora, m. i., “Sobre la cerámica y alfarería de agua en Aragón”, Aragón cultural, 3, Zaragoza, Diputación General de Aragón, 1986, pp. 92-107.

[13] Álvaro Zamora m. i., “El trabajo en los alfares mudéjares aragoneses. Aportación documental acerca de su obra, controles de su producción y formas de comercialización y venta”, Zurita, 65-66, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1992, p. 99.

[14] Gonzalvo Vallespí, a., “La fiesta de las cantarerías de Calanda”, op., cit. pp. 39-41.

[15] Álvaro Zamora, m.i., La cerámica aragonesa, Zaragoza, CAI, 1999, pp. 12-26.

[16] Sempere Ferrandiz, e., Rutas a los alfares España-Portugal, Barcelona, 1982, pp. 235-238.

[17] Sempere Ferràndiz, e., Historiografia de la Cerámica Española, Barcelona, AMPEL, 2017, pp, 146, 285, 315, 328, 442.

[18] Seseña Lafuente, n. Cacharrería popular, Madrid, Alianza, 1997, pp. 123-126.

[19] Diez Galán, c., Barro y Fuego, Alfarería aragonesa de basto, Zaragoza, Asociación Barro y Fuego, 2005, pp. 77-89.

[20] Romero Vidal, a. y cavasa calpe, s., Tinajería tradicional española, Barcelona, Blume, 2009, pp. 330-343.

[21] Romero Vidal, a. y cavasa calpe, s., Tinajería…, op, cit., pp. 330-343.

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